El niño aprende a pensar igual que aprende a
nadar o a jugar al tenis. Necesita un maestro que le enseñe porque si no sus
aprendizajes son anárquicos. Pero, es necesario tratar a los estudiantes como
pensadores, no como “los que aprenden” pues de esta manera el estudiante queda
subordinado al profesor y a las normas.
Muy pocos de nosotros hemos aprendido el arte
de pensar hacia adelante, ya que la
educación y la experiencia nos han mostrado que hay que pensar hacia atrás:
nuestros ojos están clavados en el sitio de dónde venimos, en lugar de observar
hacia dónde nos dirigimos. No “vemos” ni sentimos nuestro futuro. Normalmente
la educación estudia el pasado, pero el interés por el pasado, a menos que lo utilicemos, se opone a la
creatividad.
Las ideas son las que han creado el mundo,
son el futuro; nuestra sociedad las necesita El mundo avanza si se mueve hacia
adelante. Enseñar a pensar debería constituir un objetivo prioritario de la
educación. Si queremos alumnos/as capaces de pensar de forma crítica y
creativa, deben tener la oportunidad de pensar por sí mismos y, probablemente,
lo conseguirían si se les ofreciese el tiempo y el espacio para pensar en los
temas importantes que dan sentido a la vida. Porque todavía en nuestras aulas se sigue premiando a los alumnos según la cantidad de información que son
capaces de retener.
Bibligrafía: DESCUBRIR LA CREATIVIDAD. DESAPRENDER PARA VOLVER A APRENDER. F. Menchén Bellón
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