jueves, 9 de enero de 2014

ESTADO ÓPTIMO DE APRENDIZAJE

El educador Sam Intrator pasó un año entero observando el funcionamiento de distintos tipos de aulas para estudiar los mejores momentos de aprendizaje de los alumnos. El resultado de su estudio mostraba que, cuando existía un momento especialmente interesante de aprendizaje, los alumnos decían hallarse enfrascados en lo que estaban aprendiendo y, mostraban tanta atención que, incluso no oían el timbre que anuncia el final de la clase. A estas situaciones las calificó de especialmente "comprometidas" y observó que compartían las mismas características:
- atención
- entusiasmo
- intensidad emocional positiva.

El hecho de hallarse absorto en lo que se está haciendo constituye el signo distintivo del verdadero aprendizaje.
                                                                


Según Antonio Damasio, neurocientífico de la Universidad de Southern California, pionero en la investigación de la relación que existe entre la ciencia del cerebro y la experiencia humana, esos momentos placenteros de aprendizaje reflejan "una coordinación fisiológica y un funcionamiento óptimos de las operaciones vitales". Son precisamente esos momentos los que nos permiten ir más allá de la rutina cotidiana, sentirnos bien y avanzar. La ciencia cognitiva ha descubierto que, esos estados positivos "facilitan la capacidad de actuar". Cuando nuestra mente funciona de ese modo, su eficacia, rapidez y poder son máximos.

Los estudios de imagen cerebral ponen de relieve que el área cerebral que despliega una mayor actividad cuando las personas se hallan en un estado tan estimulante y optimista es la corteza prefrontal (el centro de la vía superior). En efecto, el aumento de la actividad prefrontal va acompañado de habilidades como el pensamiento creativo, la flexibilidad cognitiva y el procesamiento de la información.
Por otro lado, cuando nos hallamos ante una situación estresante, la eficacia cognitiva de nuestro cerebro es menor. Ese estado de  ansiedad hace que disminuya nuestra atención, obstaculiza la capacidad de asimilar nueva información e impide desarrollar nuevas ideas; también disminuye nuestra agilidad mental.
Asimismo, el aburrimiento deja su impronta negativa en el funcionamiento cerebral porque cuando la mente divaga, se desvanece la motivación y perdemos la capacidad de concentración.


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